Estrategia DigitalUX y Analítica Web

5 errores en el diseño de microinteracciones que debes evitar

5 Mins de lectura

Conoce cómo podemos ayudarte a mejorar la experiencia de las personas usuarias.

Llamamos microinteracciones a aquellas pequeñas acciones que utilizamos los especialistas en UX/UI a la hora de diseñar interfaces digitales (ya sean aplicaciones, páginas web u otro tipo de plataformas), con la intención de dar feedback visual inmediato a las personas usuarias sobre una acción que han llevado a cabo en el sistema.

Un ejemplo de microinteracción que seguro que has visto muchas veces es el caso de una pantalla de registro en la que se solicita la creación de una contraseña.

En función del valor alfanumérico que introduces en el campo o input, te aparecerá una microinteracción en la que se muestra la fortaleza de tu contraseña en tiempo real, es decir, cómo de segura es la misma.

Microinteracción en la que se muestra la fortaleza de tu contraseña en tiempo real

No obstante, las microinteracciones (de las cuales hay de distintos tipos, como por ejemplo de feedback, control, estado o notificación, entre otros), no solo cumplen una función práctica y funcional al proporcionar retroalimentación inmediata o guiar a la persona usuaria en sus acciones. También juegan un papel clave en la creación de vínculos emocionales, mejorando la comunicación y reforzando la experiencia con las personas usuarias que hay al otro lado de la pantalla.

Un claro ejemplo de conexión emocional, lo encontramos en el famoso y magistral ejemplo de microinteracción que lanzó hace unos años la plataforma de automatización de marketing Mailchimp.

En la pantalla de login de la plataforma, encontrábamos a un simpático Yeti que interactuaba con la persona que cumplimentaba el formulario de acceso.

Mientras la persona escribía el email, el Yeti seguía el cursor con la mirada. Al introducir la contraseña, el Yeti se tapaba los ojos para “mantener” la privacidad de la persona.

Pequeñas interacciones como las descritas, en pantallas básicas y a menudo monótonas, incrementan el engagement y fomentan la empatía con la persona usuaria, haciendo que la experiencia sea más humana y agradable. ¿Quién puede resistirse al encanto de este Yeti?

Con estos ejemplos podemos entender cómo las microinteracciones juegan un papel fundamental en la optimización de la experiencia de usuario (UX) en páginas web, aplicaciones móviles o cualquier otro entorno digital.

Si en tus proyectos haces uso de estas pequeñas pero poderosas aliadas, podrás influir en la percepción de fluidez de navegación, satisfacción y facilidad de uso que experimentan las personas usuarias mientras interactúan con la interfaz de tu producto.

Los 5 errores básicos que debes evitar si haces uso de microinteracciones

Aunque hemos comentado los beneficios de las microinteracciones, el simple hecho de utilizarlas en una interfaz no es sinónimo de éxito. Las microinteracciones mal ejecutadas pueden generar más fricciones que beneficios. Por ello, en este artículo te compartimos los cinco errores que debes evitar al hacer uso de ellas.

 

1. Hacer un uso excesivo

En este punto, apelamos a la sabiduría popular del dicho “menos es más”.

No debemos olvidar que, como ya hemos mencionado, las microinteracciones tienen que estar al servicio de la experiencia de uso. Su principal propósito es reforzar la funcionalidad de las interfaces para no sobrecargarlas visualmente.

Si durante la fase de ideación detectamos que la microinteracción resulta demasiado compleja, o no tenemos claro si realmente aporta valor adicional a la funcionalidad principal, es una señal clara de que debemos replantear, o directamente, descartar su uso.

Forzar su inclusión sólo por motivos estéticos, para “llamar la atención” de la persona o porque otras marcas de la competencia lo hacen, puede resultar contraproducente.

 

2. Ignorar el contexto de navegación

Siguiendo el hilo conductor del error anterior, la necesidad de evitar distracciones en la navegación adquiere mayor magnitud si tenemos en cuenta el contexto de navegación, o lo que es lo mismo, la fase del funnel de conversión en la que se encuentra la persona usuaria.

Pongamos el ejemplo de un eCommerce y el flujo de un checkout. La persona usuaria se encuentra en la pantalla del carrito de compra, ya ha añadido varios artículos y visualiza una interfaz con microinteracciones que no aportan valor y que le están distrayendo de la acción principal de pagar.

Poner interacciones irrelevantes en momentos críticos para la conversión como puede ser un flujo de checkout pueden comprometer a la conversión.

Más si tenemos en cuenta que hay flujos de navegación estándares y transversales como este a los que la mayoría de las personas usuarias ya están acostumbradas. Añadir microinteracciones en estos casos de uso carece de valor.

 

3. Crear un diseño inconsistente

Para propiciar una experiencia de navegación fluida, la apariencia o look&feel de las microinteracciones tiene que ser consistente con el resto de componentes del sistema de diseño o UI Kit de la plataforma. Solo así se garantiza una experiencia homogénea, intuitiva y coherente para la persona usuaria.

Por lo tanto, las transiciones, tiempos, colores y comportamientos que conforman las microinteracciones de nuestras pantallas deben alinearse con los principios visuales y de interacción definidos para el producto. De este modo, evitaremos romper la armonía visual. Las microinteracciones deben ayudarnos a reforzar la imagen de marca de nuestro producto.

 

4. Pasar por alto la accesibilidad

Si queremos diseñar interfaces usables para todas las personas usuarias, no podemos olvidarnos de la accesibilidad. Ser inclusivos implica pensar en aquellas personas que puedan tener discapacidades visuales, auditivas, cognitivas o motoras y/o en quienes necesiten hacer uso de tecnologías de asistencia, como lectores de pantalla, navegación por teclado o comandos de voz.

En este contexto, debemos diseñar las microinteracciones asegurándonos de que son componentes claros, no intrusivos y controlables para evitar que se conviertan en una barrera afectando a la navegación.

 

5. Omitir la adaptación a diferentes dispositivos

Para poder ofrecer una experiencia de usuario óptima y multidispositivo, es necesario que al idear una interacción analicemos su adaptación a distintos formatos.

Sobre todo, en el caso de los dispositivos mobile, donde la superficie de pantalla es menor. Aquí es necesario considerar aspectos como el tamaño de los elementos táctiles, la legibilidad del contenido, la carga de recursos gráficos y la fluidez de las animaciones.

Es más, una microinteracción que funciona correctamente en dispositivos desktop, puede no adaptarse en mobile, por causas como limitaciones de rendimiento o conectividad más lenta.

Por ello, es necesario testearlas en diferentes entornos y asegurarnos de que las microinteracciones diseñadas sean responsive.

 

En hiberus, nuestro equipo de Diseño de Experiencias Digitales transforma retos en soluciones reales de UX/UI, creando interfaces que potencian al máximo el valor de las plataformas de nuestros clientes. Si buscas optimizar la experiencia de tus personas usuarias y llevar tu diseño al siguiente nivel, ¡contáctanos!

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    UX Researcher & UX Designer en hiberus
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