El reciente apagón que afectó a diversas regiones de España ha vuelto a poner sobre la mesa una pregunta crucial para el sector energético y para la sociedad en general: ¿está nuestro sistema eléctrico preparado para gestionar con eficacia situaciones imprevistas o de alta tensión? ¿Podría volver a ocurrir? Y, si es así, ¿qué medidas debemos adoptar para evitarlo o minimizar su impacto?
Este incidente ha dejado claro que la transición energética que estamos viviendo, con una creciente penetración de renovables, plantea nuevos desafíos técnicos y operativos que no pueden ser gestionados con las infraestructuras y metodologías tradicionales. La realidad es que hemos pasado de gestionar una centena de grandes centrales eléctricas controlables a administrar decenas de miles de pequeñas y medianas instalaciones distribuidas por todo el territorio. Esta transformación multiplica la complejidad y exige un nuevo enfoque para garantizar la estabilidad y seguridad del suministro.
El nuevo panorama energético: un sistema más complejo y distribuido
En España, el mix energético está experimentando una transformación profunda. El papel de las centrales térmicas convencionales está en claro descenso, quedando menos de 40-50 unidades relevantes. Por otro lado, las nucleares mantienen una presencia estable con 5 a 7 unidades principales, y las centrales hidráulicas grandes rondan las 50-100, además de numerosas pequeñas instalaciones hidroeléctricas.
Sin embargo, donde el cambio es más radical es en la cogeneración y, sobre todo, en las renovables distribuidas. La cogeneración supera las 1.000-1.500 unidades, pero el verdadero salto está en las energías renovables distribuidas: decenas de miles de instalaciones eólicas y fotovoltaicas, con más de 30.000 a 50.000 unidades fotovoltaicas individuales y cientos de parques eólicos.
Este nuevo escenario, con más de 30.000 instalaciones generadoras, hace que la gestión de la red sea mucho más compleja, debido a la intermitencia, dispersión geográfica y menor previsibilidad de estas fuentes renovables. Esto ha transformado la manera de operar y controlar el sistema eléctrico, que requiere herramientas mucho más avanzadas y flexibles.
Tres pilares para la transformación: Smart Grids, almacenamiento y automatización
La manera de afrontar con garantías este nuevo paradigma energético pasa por apoyar la red en tres pilares fundamentales: las Smart Grids, el almacenamiento energético y la gestión automatizada basada en datos en tiempo real.
Smart Grids: digitalización al servicio de la resiliencia
Las redes eléctricas inteligentes, o Smart Grids, no son una visión lejana del futuro, sino una necesidad inmediata. Gracias a tecnologías avanzadas de monitorización, sensorización y comunicación en tiempo real, las Smart Grids permiten anticipar, reaccionar y adaptarse a las condiciones cambiantes de la red con una precisión imposible en los sistemas tradicionales.
Esto significa contar con sensores distribuidos que captan información minuto a minuto sobre el flujo de energía, la demanda y la producción, y sistemas de control que pueden ajustar la operación de la red casi instantáneamente. Estas redes inteligentes mejoran la resiliencia ante cortes o fallos y facilitan la integración masiva de energías renovables.
Almacenamiento energético: la pieza clave para la estabilidad
Uno de los mayores retos de las renovables es su naturaleza intermitente: el sol no siempre brilla y el viento no sopla de forma constante. Aquí es donde el almacenamiento energético juega un papel esencial para estabilizar el sistema. En hiberus asesoramos en la adopción de tecnologías como baterías avanzadas, almacenamiento mediante hidrógeno y otras soluciones innovadoras.
Pero más allá del hardware, desarrollamos plataformas inteligentes que permiten gestionar estos recursos de forma coordinada con la red, optimizando cuándo y cómo se almacenan y liberan energías para equilibrar la oferta y la demanda. La integración de datos en tiempo real, el modelado de demanda y las simulaciones energéticas nos permiten ayudar a las empresas a tomar decisiones basadas en evidencias, mejorando la eficiencia energética y reduciendo riesgos.
Automatización y análisis de datos: control en tiempo real
El apagón reciente ha evidenciado que el tiempo de reacción es crítico para evitar el colapso de la red. Para poder actuar en milisegundos no basta con los sistemas tradicionales. Se requiere automatización avanzada, conectividad y una capacidad de análisis continuo apoyada en inteligencia artificial y machine learning.
En hiberus diseñamos y desplegamos soluciones de control automático basadas en IA y sistemas SCADA de última generación, que permiten a operadores y utilities reaccionar rápidamente, prevenir fallos y gestionar la red con un nivel de granularidad sin precedentes. La clave está en convertir los datos en decisiones: capturarlos, analizarlos y utilizar modelos predictivos para anticipar incidencias y optimizar la operación.
¿Podemos afrontar otro apagón?
El reciente apagón ha sido, sin duda, una señal de alarma. Pero también representa una oportunidad para acelerar la transición hacia un sistema eléctrico más inteligente, sostenible y resiliente. La tecnología, los datos y una visión estratégica son las herramientas que permitirán afrontar con éxito los retos que plantea la transformación energética.
En hiberus, trabajamos junto a utilities y operadores para diseñar arquitecturas Smart Grid personalizadas, que integran plataformas IoT, sistemas predictivos y herramientas avanzadas de visualización. Nuestro objetivo es que las redes del futuro sean flexibles, descentralizadas y capaces de adaptarse a cualquier situación inesperada.
Por tanto, la respuesta a la pregunta de si estamos preparados para otro apagón es compleja. La realidad actual nos muestra que aún queda camino por recorrer, pero también que contamos con las tecnologías y el conocimiento para hacerlo. ¿Lo está tu red? Te ayudamos para que así sea con nuestro Centro de #hEnergía y Sostenibilidad, nuestra apuesta por la eficiencia energética.